
La historia reciente de Ghana no se entiende sin la mirada de James Barnor (Accra, 1929). Fotógrafo pionero y primer fotoperiodista del país, su obra se ha convertido en un testimonio excepcional de los profundos cambios sociales y políticos que marcaron la segunda mitad del siglo XX en África occidental.
Barnor comenzó su carrera en los años cuarenta, en plena etapa colonial, cuando la fotografía en el continente aún era un terreno incipiente y dominado por miradas externas. Con la independencia ghanesa de 1957, su cámara se convirtió en cronista de un país en ebullición, ansioso por proyectar una identidad propia tras siglos de dominación europea.
En los sesenta se trasladó a Londres, donde trabajó como fotógrafo de moda y retratista. Sus imágenes de la diáspora africana en la capital británica capturaron una generación marcada por la mezcla cultural y la reivindicación de sus raíces. A través de su objetivo confluyeron la vida cotidiana, el dinamismo urbano y la búsqueda de una voz propia en el corazón del imperio.
Su estilo, caracterizado por el uso audaz del color y una composición espontánea, logró tender puentes entre el documentalismo social y la fotografía de estudio. Barnor no solo documentaba el presente: ayudaba a imaginar un futuro en el que África ocupase un lugar central en la narrativa global.
El redescubrimiento de su archivo en las últimas décadas lo ha situado entre los grandes maestros de la fotografía contemporánea. Retrospectivas en instituciones como la Tate Modern y la Serpentine Gallery han reivindicado su legado, situando su obra en diálogo con movimientos artísticos internacionales y con el actual debate sobre memoria y descolonización.
A sus más de noventa años, Barnor sigue inspirando a nuevas generaciones de fotógrafos africanos. Su trabajo, lejos de ser mero documento histórico, se ha convertido en una ventana imprescindible para comprender la identidad de un continente en constante transformación.
Fuente: @theghanainsider