
El coloso que domina las colinas de Mamelles, en Dakar, se ha convertido en la estatua más alta de África y en un emblema de orgullo continental. El Monumento al Renacimiento Africano, con casi 50 metros de altura, fue concebido como una alegoría de fuerza, unidad y futuro para el continente.
La escultura, inaugurada en 2010, supera en tamaño a iconos mundiales como el Cristo Redentor de Río de Janeiro o la Estatua de la Libertad en Nueva York, si se compara únicamente la figura. Su silueta de bronce representa a un hombre, una mujer y un niño mirando al horizonte, símbolo de una nueva era de esperanza.
La idea partió del entonces presidente senegalés Abdoulaye Wade, quien encargó el diseño al arquitecto Pierre Goudiaby Atepa. La ejecución recayó en la empresa norcoreana Mansudae Overseas Projects, especializada en obras monumentales de carácter político.
El proyecto tuvo un coste aproximado de 27 millones de dólares, lo que provocó un fuerte debate interno. Críticos cuestionaron el gasto en un país con altas tasas de pobreza y señalaron el estilo como una imposición ajena a la tradición artística local.
Pese a la controversia, el monumento se ha consolidado como uno de los atractivos más visitados de Dakar. Un ascensor conduce al mirador instalado en la cabeza del personaje masculino, desde donde se contemplan panorámicas del Atlántico y de la capital senegalesa.
Con el paso de los años, la gigantesca escultura ha adquirido un doble valor: símbolo de resiliencia africana y espacio de reflexión sobre el papel del arte monumental en la memoria pública.
Fuente: publicdelivery.org; lonelyplanet.com