
En el corazón de Kafountine, al sur de Senegal, ha nacido una idea que une tradición y vanguardia: un centro educativo diseñado con tierra y agua como protagonistas. El proyecto, impulsado por Jeanne Schultz Design Studio y el arquitecto Adeyemo Shokunbi, busca transformar la manera de construir en África occidental.
La propuesta plantea aulas abiertas al entorno, construidas con bloques de tierra compactada extraídos directamente del lugar. Este recurso no solo reduce costes, también asegura frescor interior frente a las altas temperaturas. Cada módulo se articula en torno a patios, concebidos como espacios de encuentro y respiro comunitario.
El agua desempeña un papel esencial en la concepción del conjunto. Un sistema de captación de lluvia y niebla, combinado con canales de riego y un pozo, permitirá mantener un circuito autosuficiente. Alrededor de ese núcleo hídrico se organiza la vida de la escuela, con zonas de descanso y aprendizaje ligadas a la naturaleza.
Más allá de las aulas, el proyecto incluye espacios administrativos, servicios básicos y áreas polivalentes que podrán albergar actividades culturales y sociales. La plaza central, dedicada al agua como elemento de memoria colectiva, está pensada como punto de encuentro para todo el pueblo.
Aunque todavía se encuentra en fase conceptual, la iniciativa quiere servir de ejemplo sobre cómo la arquitectura local puede responder a retos globales como el cambio climático, la escasez de recursos y la necesidad de educación accesible. En Kafountine, el barro y el agua se convierten en cimientos de futuro.
Fuente: jeanneschultz.com; muddarchitects.com