A principios de abril 2025, el Ministerio de Industria y Comercio de Senegal anunció una medida que tendrá un impacto enorme en la gestión de los productos agrícolas de gran consumo en el país: la prohibición de importar cebollas y patatas procedentes del exterior.
Senegal produce suficientes cebollas y patatas para cubrir las necesidades de su población. Sin embargo, hasta el momento, debido a acuerdos internacionales, se veía obligado a importar estos productos. Países Bajos es el principal proveedor de cebollas al mercado senegalés. El país de la Teranga paga una media de 42 millones de euros cada año por estas hortalizas llegadas desde Europa. Del mismo lugar proceden la mayoría de las patatas que importa Senegal y paga por ellas un precio similar anualmente. Y eso, a pesar de que desde hace años el país produce suficientes de estas hortalizas para alimentar a toda su población.
Las ayudas a la importación y a los excedentes agrícolas de la Unión Europea hacen que, en los mercados africanos, sus productos sean más competitivos que los locales. Esto causa que a muchos agricultores no les compense cultivar o tengan que destinar sus producciones al autoconsumo. Igualmente, estas políticas producen que gran parte de las hortalizas que no son vendidas se pudran.
La medida adoptada por el Ministerio de Industria y Comercio senegalés es un paso hacia la soberanía alimentaria del país y una inyección de apoyo a los agricultores del país. Dos de las grandes prioridades del Gobierno senegalés desde que el actual presidente, Bassirou Diomaye Faye, asumiera el poder. Así lo recoge la Visión 2050, una estrategia de su Ejecutivo para hacer de Senegal una “nación soberana, justa y próspera” en los próximos 25 años. Con ese fin, el documento afirma que con “el aumento de nuestra producción en agricultura, pesca, acuicultura y ganadería (producción de carne y leche), así com las industrias agroalimentarias relacionadas, produciremos alimentos aquí esenciales para la nutrición de nuestra población”.
Este año también se prevé una gran cosecha de cebollas y patatas. Incluso se esperan excedentes sin tener que recurrir a la importación. El objetivo es que estos no se desaprovechen, sino que sean transformados en las nuevas fábricas que se están construyendo y que añadirán valor a la cadena alimentaria.
Se trata de una decisión muy importante que afianza el mercado local, apoya a los campesinos y favorece a la industria agroalimentaria.
Sin embargo, Senegal todavía se ve obligado a importar otros productos que son básicos para la alimentación de sus ciudadanos, como es el caso del arroz. El 70% de este cereal que se consume en el país es importado, especialmente desde Asia. Este producto, que desde la época colonia se convirtió en esencial en la alimentación diaria de muchos senegaleses, no se produce en cantidades suficientes en el país, por eso el Gobierno quiere impulsar el consumo de otros granos locales, como el fonio y el mijo, y aumentar las superficies de cultivación.
Pequeños pasos que auguran una gran mejora para la población senegalesa.