La evolución de las movilidades de África hacia Europa está hoy muy marcada por las nuevas tecnologías.
Ya sea en origen, en el camino o incluso en los países de destino, las redes sociales tienen un papel cada vez más importante, tanto para las personas que emprenden estos desplazamientos como para aquellas que intentan controlarlos.
Si las migraciones son el fundamento de la humanidad y forman parte integral de la especie humana, las de África hacia Europa están más que nunca amenazadas por las políticas europeas restrictivas y discriminatorias, principales responsables del aumento del número de muertes en las rutas irregulares.
Por lo tanto, en un entorno cada vez más global, ciertos flujos migratorios no tienen cabida. Una contradicción por parte de la Unión Europea que corre hacia un mundo ultra digitalizado e hiperconectado, pero que olvida que son esos mismos mecanismos los que generan y amplifican las movilidades.
De un lado del Atlántico, como señala el Digital 2024 Global Overview Report, el uso de las redes sociales en África ha pasado del 25% en 2021 al 35% en 2024. Si bien aplicaciones como Facebook, TikTok, Instagram o WhatsApp están ganando terreno en el continente, tanto en áreas urbanas como rurales, no solo sirven para la expansión de actividades comerciales o culturales.
También permiten a una población joven estar conectada con el resto del mundo y reforzar sus ideales de independencia, descubrimiento y libertad, al igual que la juventud occidental sedienta de aventuras. Permiten a mujeres jóvenes darse cuenta de cuán pisoteados están sus derechos y comprometidas sus libertades. Pero también incitan a los criminales a diversificar sus estrategias de captación de flujos de viajeros. La digitalización y la globalización favorecen las movilidades humanas.
Sin embargo, al otro lado del Atlántico, las políticas de migración se endurecen y los métodos utilizados son cada vez más críticos (externalización de fronteras, centros de internamiento, construcción y elevación de espacios de control).
Esta paradoja entre el desvanecimiento de fronteras por la expansión de lo virtual y la reafirmación de las fronteras físicas ilustra hasta qué punto las políticas migratorias europeas van en contra de la evolución del mundo – de los seres humanos y de las tecnologías.