
En varias aldeas de Senegal se desarrolla desde hace más de una década un proyecto singular: “la escuela de esposos”, concebida para transformar costumbres familiares profundamente arraigadas.
El plan nació en 2011 con el respaldo de Naciones Unidas y del Ministerio de la Mujer. Su misión es clara: involucrar a los hombres en la salud materna e infantil y reducir las muertes prevenibles. Estas escuelas pretenden poner fin a la violencia de género y prácticas como la mutilación genital femenina.
En comunidades rurales, donde son ellos quienes deciden sobre el gasto sanitario, se les anima a participar en consultas prenatales, acompañar el parto y fomentar la planificación familiar. El cambio cultural se trabaja desde dentro, con líderes locales convertidos en referentes.
Más de 300 varones ya han recibido formación en las 20 escuelas en activo. Posteriormente, difunden lo aprendido en mezquitas, plazas o reuniones vecinales, donde sus voces tienen peso y legitimidad.
Los resultados comienzan a notarse: crecen los partos en centros de salud y disminuyen las reticencias a métodos anticonceptivos. Sin embargo, los indicadores oficiales recuerdan que la mortalidad materna y neonatal sigue siendo alta y exige perseverancia.
El programa se ha consolidado como una vía innovadora para vincular igualdad de género y salud pública. Sus impulsores confían en que, con el tiempo, estas prácticas de cuidado compartido se conviertan en norma en los hogares senegaleses.
Fuentes: apnews.com; aljazeera.com