No levantamos cabeza… Todo se enreda y contribuye a extender la impresión de que estamos inmersos en una espiral más que negativa y sin posibilidad de retorno, que además nos supera; combustible para los incombustibles de la xenofobia, el racismo y los discursos de odio, cuando, realmente, son las personas que han decidido jugárselo a todo o nada, las que sufren las peores consecuencias de su decisión de migrar para encontrar mejores condiciones de vida, o simplemente, condiciones de vida. Abdoulie Bah muere abatido por la Policía en el exterior del aeropuerto de Gran Canaria, incomprensible desenlace tras lo que aquí llamamos “perder el tino”. Nueve personas empleadas de una entidad que gestiona centros de personas menores migrantes sin referentes familiares en la región, son detenidas, aunque no pasan a disposición judicial, como posibles responsables de amenazas y delitos de lesiones, odio y contra la integridad moral de los chicos tutelados en la instalación de La Fortaleza de Santa Brígida. Desarticulada en Arona una organización criminal dedicada a la trata de 14 mujeres migrantes, víctimas de explotación sexual. Siete mujeres muertas, tres de ellas niñas, tras el inesperado vuelco de un cayuco repleto de personas en el interior del puerto herreño de La Restinga. Mientras tanto, las comunidades autónomas españolas y el Estado siguen dirimiendo, con calma, la solución a la distribución de menores acogidos en el archipiélago. Todo como preludio del ‘Día de Canarias’: cumplimos 42 años del inicio de la autonomía, con instituciones democráticas propias. Atravesamos ahora uno de esos momentos excepcionales, en el que es preciso demostrar su utilidad y fortaleza, al servicio de sus principios inspiradores, como el de contribuir a un “orden internacional justo”.
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