
Etiopía ha puesto en marcha oficialmente la Gran Presa del Renacimiento, una infraestructura que redefine el mapa energético del continente. Con una capacidad proyectada de más de 5.000 megavatios, el complejo hidroeléctrico pretende cubrir las necesidades de millones de etíopes que aún carecen de acceso regular a la electricidad.
El embalse, situado a pocos kilómetros de la frontera con Sudán, ha sido financiado en gran parte con recursos nacionales, desde bonos estatales hasta contribuciones ciudadanas. Para el Gobierno de Abiy Ahmed, no se trata solo de un proyecto energético: la presa es presentada como un emblema de soberanía y un motor para transformar una economía con gran dependencia agrícola.
Sin embargo, el entusiasmo etíope contrasta con la preocupación en El Cairo y Jartum. Egipto, cuya supervivencia depende casi totalmente del Nilo, considera que la presa pone en riesgo el caudal necesario para abastecer a más de 110 millones de personas. Sudán, por su parte, teme alteraciones en su sistema agrícola y riesgos para la seguridad de sus presas aguas abajo.
Las conversaciones iniciadas en 2015 para buscar un pacto sobre la gestión del agua siguen estancadas. Egipto exige un acuerdo legalmente vinculante que garantice un flujo mínimo incluso en años de sequía, algo que Etiopía rechaza al considerarlo una limitación a su desarrollo. La falta de entendimiento ha alimentado tensiones diplomáticas que, aunque de momento no se han traducido en un conflicto armado, mantienen viva la preocupación regional.
El Gobierno etíope insiste en que la presa no busca perjudicar a sus vecinos y asegura que una gestión coordinada puede incluso beneficiar a todos los países ribereños, al reducir inundaciones y garantizar un suministro más estable. Sin embargo, la desconfianza persiste y los intentos de mediación internacional no han dado frutos duraderos.
Mientras tanto, Etiopía celebra un hito histórico: la entrada en funcionamiento de una obra que comenzó en 2011 y que, tras años de polémica y retrasos, sitúa al país en la senda de convertirse en exportador neto de energía en África oriental.
Fuente: theguardian.com; ft.com; elobrero.es