
Europa se enfrenta a un dilema que pocos quieren reconocer: no tiene capacidad suficiente para autoabastecerse de energía renovable y deberá mirar hacia África. La transición energética, concebida como un pilar frente al cambio climático, tropieza con los límites geográficos y sociales del continente.
La apuesta europea por abandonar los combustibles fósiles choca con la falta de terreno adecuado para parques solares y eólicos de gran escala. Además, la oposición ciudadana a estas infraestructuras complica aún más el desarrollo interno de proyectos. Ante esta situación, Bruselas admite que la solución pasa por reforzar la cooperación energética con el norte de África.
El proyecto Medlink, impulsado con financiación del Mecanismo Conectar Europa, pretende cubrir parte de esta carencia. La iniciativa contempla la instalación de gigantescos complejos solares y eólicos en Argelia y Túnez, con capacidad para generar hasta 10 GWh de electricidad y un sistema de almacenamiento robusto. La energía se trasladará a Europa mediante dos cables submarinos de alta tensión.
Se calcula que el suministro anual alcanzará los 28 TWh, suficiente para cubrir más del 7 % de la demanda eléctrica italiana. La normativa europea obliga a extender los beneficios a más de un país, por lo que Suiza, Austria y Alemania también figuran en el horizonte del proyecto. La promotora seleccionada es Zhero, empresa italiana especializada en renovables, que liderará el despliegue.
En paralelo, compañías de España, Alemania y Suiza desarrollan iniciativas complementarias destinadas a producir hidrógeno verde, amoniaco y otros combustibles limpios para el mercado europeo. Estos proyectos buscan reforzar la seguridad energética y reducir la dependencia de Rusia tras la invasión de Ucrania.
La consecuencia es clara: África se convertirá en un socio imprescindible para sostener la transición energética europea. Italia será la puerta de entrada, pero pronto otros países se sumarán a este nuevo mapa de interdependencias. Una realidad que, aunque incomoda a muchos, parece ya irreversible.
Fuente: ecoticias.com