
La primera semana del junio, el presidente de Gabón, Brice Clotaire Oligui Nguema, anunció la rescisión unilateral del acuerdo pesquero con la Unión Europea, vigente desde 2007. El pacto permitía a flotas europeas faenar en aguas gabonesas a cambio de pagos y ayudas técnicas, considerados como «desequilibrados» por el país africano.
La decisión responde al malestar por la escasa repercusión económica local. La mayor parte de la pesca no se procesa en Gabón, y muchos ven limitadas las oportunidades laborales en ese sector. Además, se teme que la sobreexplotación de especies como el atún esté dañando la biodiversidad marina.
El Gobierno justifica que este paso permitirá reforzar la soberanía económica y fomentar la industria local de procesamiento pesquero. El objetivo es que gran parte del valor añadido permanezca en el país, así como mejorar el empleo y la vigilancia marítima.
Bruselas reaccionó con sorpresa, aunque reconoció el derecho soberano de Gabón a rescindir el acuerdo. Sin embargo, mantuvo la puerta abierta a una renegociación bajo términos más equilibrados.
Este giro sitúa a Gabón a la vanguardia de una tendencia en África: Revisar los convenios con la UE para asegurar beneficios locales y sostenibilidad. El éxito dependerá de su capacidad para sustituir las concesiones europeas por inversiones y control eficaz de la actividad pesquera.
Fuente: trendsnafrica.com; africanews.com