
En medio de la Semana del Clima de África, Ghana refuerza su papel como referente continental en sostenibilidad. El país afronta de manera simultánea el impacto del cambio climático y la avalancha de residuos textiles que asfixian su entorno natural.
Mientras los efectos del calentamiento global se agravan —con inundaciones más violentas, temperaturas extremas y cosechas cada vez más inciertas—, la capital ghanesa lidia con un problema añadido: toneladas de ropa desechada que llegan cada semana desde Europa y América. Estos vertidos saturan los canales urbanos y alteran la vida en comunidades costeras.
Lejos de resignarse, Ghana ha decidido convertir la crisis en oportunidad. Iniciativas como The Revival promueven el reciclaje de textiles y la formación de jóvenes en oficios sostenibles. En los talleres del mercado Kantamanto, lo que antes era basura se transforma en prendas nuevas, bolsos o materiales para el diseño local.
El impulso verde también se refleja en el ámbito energético. Proyectos solares como el de Kaleo amplían la capacidad renovable del país y demuestran que la transición ecológica puede avanzar sin depender de combustibles fósiles.
La Semana del Clima africana, que este año pone el foco en la acción comunitaria, ha servido para visibilizar la respuesta de Ghana: combinar innovación social, educación ambiental y liderazgo institucional. Un modelo propio que busca inspirar a otros países del continente.
En palabras de sus organizadores, no se trata solo de debatir políticas, sino de mostrar resultados tangibles. Ghana quiere ser recordada no por padecer la crisis, sino por haberle dado una respuesta africana, creativa y justa.
Fuente: sdgs.un.org; @therevival.earth