
Italia está reforzando su proyección económica en África, consolidando su posición como uno de los actores europeos más activos en el continente. El comercio bilateral superó en 2023 los 58.000 millones de euros, con un claro protagonismo de las importaciones energéticas —gas de Argelia y petróleo de Libia—, mientras que las exportaciones italianas incluyen maquinaria, productos químicos, tecnología industrial y bienes de consumo. Aunque el norte africano sigue siendo el epicentro de esta relación, el interés se extiende de forma creciente hacia el África subsahariana.
La diversificación sectorial y geográfica caracteriza la presencia italiana. Desde fábricas siderúrgicas y textiles en Túnez, hasta instalaciones automotrices en Marruecos y plantas manufactureras en Nigeria, las empresas italianas aprovechan las oportunidades que ofrece la región en costes de producción y acceso a nuevos mercados. Destaca también el peso del gigante energético ENI, cuya alianza con BP en Angola ejemplifica la apuesta por el potencial petrolero y gasístico africano.
Sin embargo, el desembarco italiano no está exento de desafíos. El continente africano se ha convertido en escenario de una competencia global creciente, con la irrupción de potencias como China, Estados Unidos, India, Turquía o Emiratos Árabes Unidos. A ello se suma un marco político y regulatorio en evolución, donde reformas como la aprobada recientemente en Túnez pueden alterar las condiciones de inversión. La capacidad de adaptación será clave para que Italia mantenga su espacio en un tablero africano cada vez más disputado.
Fuente: bancomundial.org, idhus.org, lavozdegalicia.es | 15-06-2025