
Los responsables de Sanidad de 47 países africanos cerraron filas en Lusaka para reforzar la capacidad del continente frente a emergencias de salud. El encuentro, celebrado en la 75ª sesión del Comité Regional de la OMS, concluyó con un acuerdo político de alcance continental.
Entre las medidas pactadas figura el aumento de plantillas médicas, su distribución equilibrada entre ciudades y entornos rurales y la puesta en marcha de programas de formación que acompañen a los profesionales durante toda su carrera. El objetivo es preparar equipos que puedan responder con rapidez a brotes epidémicos sin descuidar la atención cotidiana.
La experiencia reciente ha mostrado la magnitud del reto: en lo que va de año se han registrado más de veinte crisis sanitarias de distinto origen, desde epidemias infecciosas hasta situaciones humanitarias derivadas de conflictos. Estas tensiones han puesto de relieve la fragilidad de las estructuras hospitalarias y la necesidad de planes de contingencia sólidos.
La reunión también sirvió para resaltar la importancia de invertir en centros educativos capaces de adaptar la formación sanitaria a un panorama cambiante. Con ello se busca crear una nueva generación de profesionales que dominen tanto la prevención como la gestión de emergencias.
Otro punto destacado fue la financiación. Los ministros coincidieron en que los países deben aportar recursos internos para sostener la preparación, reduciendo así la dependencia de fondos internacionales que solo llegan cuando la crisis ya está en curso.
Finalmente, los titulares de Salud reclamaron reforzar la lucha contra la malaria y las enfermedades no transmisibles, dos frentes que amenazan con frenar los avances sanitarios logrados en la región. La apuesta pasa por integrar prevención, atención primaria y resiliencia frente a futuras amenazas.
Fuente: afro.who.int; developmentaid.org