En la calurosa Sevilla de julio de 2025, el Palacio de Congresos FIBES fue escenario de un encuentro internacional clave: la IV Conferencia Internacional sobre Financiación para el Desarrollo (FFD4). Durante cuatro días intensos, líderes y representantes de más de 150 países debatieron cómo reducir la enorme brecha financiera que separa la realidad actual de los Objetivos de Desarrollo Sostenible (ODS). Fue notable la ausencia de Estados Unidos, aunque esto no impidió alcanzar importantes acuerdos.
El presidente español, Pedro Sánchez, inauguró el evento con una llamada a reforzar la cooperación internacional y presentó el «Compromiso de Sevilla», un ambicioso documento que recoge más de 130 propuestas para cerrar la brecha anual de cuatro billones de dólares en financiación. Entre estas iniciativas destacaron medidas como la creación de un centro de canje de deuda bajo la coordinación del Banco Mundial, impuestos solidarios para grandes fortunas y un impulso decidido hacia la emisión de bonos verdes.
En paralelo, España lanzó el «Plan Sevilla», un proyecto diseñado para fortalecer el sistema multilateral, incluyendo compromisos tangibles como destinar el 0,7% del PIB español a ayuda al desarrollo para 2030, abrir una Casa de Naciones Unidas en Madrid y movilizar más de 1.540 millones de euros hacia la salud global, el cambio climático y los derechos humanos.
Además, se presentó con especial entusiasmo la Estrategia España-África 2025-2028, que busca redefinir la relación con el continente africano a través del respeto mutuo y la cooperación efectiva. Esta estrategia se enfoca en promover el desarrollo inclusivo, fortalecer los lazos diplomáticos, la estabilidad regional y generar vínculos culturales más sólidos.
Sin embargo, en las conversaciones informales, no faltaron voces críticas. Organizaciones civiles expresaron su descontento, señalando la necesidad de medidas aún más valientes y transformadoras, especialmente en temas tan cruciales como la reestructuración de la deuda africana.
Por su parte, los líderes africanos fueron firmes y claros en sus mensajes. El presidente keniano, William Ruto, denunció una estructura financiera global «injusta e inequitativa», exigiendo reformas urgentes. En la misma línea, el presidente senegalés Bassirou Diomaye Faye subrayó la importancia de movilizar recursos internos para un crecimiento sostenible y soberano. Abdoulaye Maïga, primer ministro de Malí, pidió un respaldo internacional más ambicioso para alcanzar los ODS, alertando sobre la urgencia del momento.
La respuesta de los organismos internacionales no se hizo esperar. Desde la OMS se llamó a mejorar la autonomía sanitaria en África, mientras la OCDE propuso medidas concretas para fortalecer la recaudación fiscal y reducir el endeudamiento en moneda extranjera. El consenso generalizado fue la necesidad imperiosa de crear mecanismos más transparentes y justos para renegociar la deuda.
Personalmente, tuve la oportunidad y el privilegio de vivir en directo esta conferencia histórica, formando parte de la delegación canaria organizada por el clúster INCOLAB, con el sólido respaldo de PROEXCA, CEOE Tenerife y la Cámara de Comercio de Santa Cruz de Tenerife, junto a empresas como Vizcaíno Arquitectura, Grupo Innovaris, CODEXCA y EMV. Durante esos días intensos asistí a más de quince conferencias de altísimo nivel, compartiendo ideas y perspectivas con mandatarios internacionales y representantes clave.
La FFD4 en Sevilla ha abierto una ventana de oportunidad hacia un sistema financiero internacional más justo. Aun con todos los desafíos que quedan por delante, este evento sienta las bases de una cooperación internacional renovada, en la que Canarias también aporta decididamente su granito de arena.