
El sueño de levantar una barrera natural contra el avance del Sáhara avanza a paso lento. Dieciocho años después de su lanzamiento, la Gran Muralla Verde de África, el mayor proyecto de reforestación del continente, sigue lejos de cumplir sus objetivos iniciales. Concebida para restaurar 100 millones de hectáreas degradadas desde Senegal hasta Yibuti, la iniciativa apenas muestra resultados tangibles sobre el terreno.
Una investigación reciente de los especialistas Annah Lake Zhu y Amadou Ndiaye confirma que el impacto ecológico es limitado. Su análisis de imágenes satelitales revela que, en Senegal —país pionero en el proyecto—, sólo una pequeña fracción de las zonas reforestadas presenta un aumento real de vegetación. La mayoría de los árboles plantados no ha sobrevivido a la falta de agua, al pastoreo o al abandono de las infraestructuras de protección.
El proyecto, auspiciado por la Unión Africana en 2007, nació con un potente respaldo internacional y un presupuesto prometido superior a 20.000 millones de dólares. Sin embargo, los fondos se han quedado en los titulares: hasta 2023, menos del 15% del dinero comprometido se había desembolsado efectivamente. La compleja burocracia internacional, la inestabilidad política en países del Sahel y la escasa capacidad administrativa local han obstaculizado el flujo de financiación.
Pese a todo, el programa ha dejado algunos efectos positivos. La creación de viveros, la recolección de goma arábiga o la vigilancia de las zonas restauradas generan empleos temporales y pequeños ingresos en comunidades rurales. Además, el proyecto ha servido para impulsar el debate sobre la restauración de suelos y la adaptación al cambio climático en regiones donde la desertificación amenaza los medios de vida de millones de personas.
Los investigadores coinciden en que el desafío va más allá del dinero. Reclaman un sistema de seguimiento más eficaz, con indicadores basados en resultados reales y no en cifras de árboles plantados. También proponen aprovechar las nuevas tecnologías de observación satelital para evaluar los avances y premiar los logros verificables. Solo así, sostienen, la Gran Muralla Verde podrá dejar de ser una promesa simbólica para convertirse en un verdadero cinturón de vida frente al desierto.
Fuente: thegreatgreenwall.org; downtoearth.org.in; phys.org