
Senegal ha anunciado oficialmente su adhesión a la Alianza de Estados del Sahel, el bloque regional formado por Mali, Burkina Faso y Níger, que abandonó la Comunidad Económica de Estados de África Occidental (CEDEAO) a principios de este año. Al mismo tiempo, el país ha iniciado los preparativos para romper con el franco CFA, la moneda vinculada históricamente al Tesoro francés, en una apuesta decidida por la soberanía monetaria.
La decisión se enmarca en la agenda reformista del presidente Bassirou Diomaye Faye, elegido en marzo de 2025 con un amplio respaldo popular. Faye, el primer presidente senegalés que no ha surgido del aparato político tradicional, ha situado la independencia económica y la revisión de los vínculos poscoloniales con Francia en el centro de su programa. En sus palabras, «no puede haber soberanía política sin soberanía monetaria».
Desde su independencia en 1960, Senegal ha mantenido como moneda el franco CFA, una divisa respaldada por el Banco de Francia y compartida por 14 países africanos. Aunque sus defensores alegan que ha proporcionado estabilidad, sus detractores lo consideran un instrumento de control neocolonial. Faye ha dejado abierta la puerta a crear una moneda nacional o adoptar el ECO, el proyecto de moneda única impulsado por algunos países de África Occidental pero aún sin implementación efectiva.
La incorporación a la Alianza del Sahel añade un componente geopolítico clave. Este bloque, fundado por tres excolonias francesas con gobiernos militares, busca fortalecer la cooperación regional frente a amenazas comunes, como el yihadismo y la presión exterior. Aunque Senegal no ha abandonado la CEDEAO, Faye ha reiterado su voluntad de mediar entre las partes y contribuir a una mayor unidad africana, reconociendo al mismo tiempo la legitimidad de los procesos políticos de sus vecinos.
Paralelamente, el Gobierno senegalés ha solicitado a Francia la evacuación de sus bases militares en el país. El Ejecutivo de París ya ha comenzado la retirada de sus tropas, y se espera que las instalaciones sean transferidas completamente a Senegal entre julio y finales de 2025. Este paso confirma el rumbo de distanciamiento progresivo entre Dakar y su antigua metrópoli.
Con esta serie de decisiones estratégicas, Senegal se sitúa en la vanguardia de un movimiento creciente en África francófona por recuperar el control de sus instituciones financieras y redefinir su lugar en el continente. El camino no estará exento de dificultades técnicas y diplomáticas, pero marca un giro histórico. La era del franco CFA, símbolo persistente del pasado colonial, comienza a cerrarse en Senegal. Y con ello, se abre una nueva etapa orientada a la autosuficiencia, la resiliencia regional y la soberanía africana.
Fuente: @africa_global_news; tandfonline.com