Sudamérica, tradicionalmente considerada una región de oportunidades y menor desigualdad, atraviesa actualmente un periodo de estancamiento socioeconómico, marcado por crisis institucionales, fuga de capital humano y debilitamiento de su productividad. Mientras tanto, varias regiones de África, pese a sus contrastes y desafíos estructurales, muestran un dinamismo creciente, con proyecciones de crecimiento económico sostenido, atracción de inversiones y mejoras en indicadores clave como el Índice de Desarrollo Humano (IDH). Aunque Sudamérica mantiene mejores cifras absolutas en desarrollo humano, países africanos como Ruanda o Etiopía han mostrado avances más acelerados, mientras que en América del Sur predominan la estanflación, la desindustrialización y la dependencia de materias primas.
Las diferencias se evidencian también en las condiciones de vida infantil en ciudades concretas de ambos continentes. Mientras que en urbes sudamericanas como Buenos Aires, Montevideo o Lima existen servicios públicos desarrollados pero presionados por crisis económicas, en capitales africanas como Kigali, Maputo o Luanda se percibe una modernización desigual pero en expansión, con oportunidades crecientes en sectores como minería, logística o turismo. La juventud africana representa una ventaja demográfica frente a una Sudamérica que envejece sin haber alcanzado un desarrollo pleno. Así, mientras África se posiciona como posible motor del crecimiento global futuro, Sudamérica corre el riesgo de quedar atrapada en una meseta económica sin horizonte claro de transformación.
Fuente: hoydia.com.ar