La salida oficial de Burkina Faso, Mali y Níger de la Comunidad Económica de Estados de África Occidental (CEDEAO) ha marcado un giro hacia una cooperación más pragmática entre países vecinos basada en intereses estratégicos. A pesar de que las negociaciones formales para la separación aún no han comenzado, se han mantenido vínculos económicos, especialmente a través de la Unión Económica y Monetaria de África Occidental (UEMOA), que garantiza la libre circulación de bienes, personas y capital entre los miembros. Sin embargo, la CEDEAO enfrenta retos importantes, como la gestión del personal procedente de los países salientes, el reparto de costes de proyectos en curso, y la dificultad de mantener sus principios democráticos ante regímenes militares reacios a compromisos sobre sus transiciones políticas.
Al mismo tiempo, varios países de la CEDEAO están adoptando posiciones más flexibles frente a la Alianza de Estados del Sahel (AES), con nuevos líderes como el presidente ghanés John Mahama promoviendo una diplomacia más realista y centrada en la seguridad y el comercio. Esta nueva disposición ha dado lugar a cooperaciones bilaterales ad hoc, especialmente en materia antiterrorista, como los patrullajes conjuntos entre Senegal y Mali o los ejercicios militares entre Togo y miembros de la AES. Si bien una reintegración completa parece lejana, el contexto político actual podría propiciar un nuevo marco de entendimiento regional, basado en el realismo político más que en la adhesión estricta a los ideales fundacionales de la CEDEAO.
Fuente: issafrica.org