50 años ha cumplido la Comunidad de Estados de África Occidental (CEDEAO) y, posiblemente, no esté en su mejor momento. Tensiones internas, falta de objetivos concretos, trabas a la unidad económica o la salida reciente de Malí, Níger y Burkina Faso de ella, son retos que debilitan a la organización que quiso hacer de los 15 países de África occidental una potencia económica.
No fue fácil que los presidentes de Benin, Burkina Faso, Costa de Marfil, Gambia, Ghana, Guinea, Guinea Bissau, Liberia, Malí, Mauritania, Níger, Nigeria, Senegal, Sierra Leona y Togo se pusieran de acuerdo para crear la organización. Fue el empeño del general Yakubu Gowon, presidente de Nigeria, y de Gnassigbé Eyadéma, de Togo, lo que logró. De 1972 a 1975, trabajaron incansablemente para convencer a sus homólogos de la necesidad de un organismo que propiciase el diálogo, la reconciliación y la unidad económica y política en la región. Finalmente, el 28 de mayo de 1975, se firmó en Lagos el tratado que ponía en pie la organización.
Fomentar el comercio regional, crear un mercado común y desarrollar infraestructuras que faciliten la integración económica de los países miembros, estaban entre sus principales objetivos. Al igual que poder jugar un papel importante en la mediación y resolución de conflictos en la región, buscando garantizar la paz y la seguridad. También, quería apoyar proyectos de desarrollo en áreas como la agricultura, la energía, la salud, la educación y la protección del medioambiente.
El primer logro fue crear una zona de libre comercio que permite el intercambio de bienes y servicios entre los países miembros sin aranceles. Pero todavía, esta cuenta con muchos escollos, como las largas colas que los camiones que transportan mercancías entre los distintos países tienen que guardar, a veces durante días, en las fronteras para ser inspeccionados por los servicios de aduanas de los distintos países.
Sí que ha conseguido que la movilidad de personas sea más fácil. Cruzar los bordes sin pasaporte ni visado, con solo el carné de identidad, ha facilitado mucho el flujo humano. Sin embargo, todavía los controles fronterizos se hacen tediosos y largos.
En cuanto a las infraestructuras, su proyecto estrella es la construcción de la autopista Lagos-Abiyán, que unirá la ciudad nigeriana con la marfileña, pasando por Benín, Togo y Ghana. Además, ha puesto en marcha el Plan Maestro que integra un conjunto de 201 proyectos en sectores como transporte, energía, telecomunicaciones y liberación del comercio con el objetivo de impulsar la integración económica y modernización de la región.
A pesar de las buenas intenciones, la CEDEAO se enfrenta a la falta de fondos para implementar sus proyectos, lo que supone una gran dependencia de sus Estados de ayudas venidas de fuera. Además, en los últimos años experimenta una crisis de legitimidad debido a la percepción de un doble rasero en la aplicación de sus políticas, la ineficacia en la gestión de transiciones políticas y la dependencia excesiva de sanciones sin una diplomacia adecuada. Igualmente, se ha cuestionado su capacidad para abordar desafíos de seguridad y su mala comunicación con la población afectada. A todo ello hay que sumar la inestabilidad política, la inseguridad, el terrorismo, la ineficacia para abordar la insurgencia y la marginación económica de gran parte de sus ciudadanos.
50 años llenos de retos, que los dirigentes de los 13 países que permanecen en ella quieren abordar para rejuvenecerla.